EL SAMARITANO AGRADECIDO | miércoles 20 de noviembre 2024

—¿Acaso no quedaron limpios los diez? —preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros nueve?

Lucas 17:17

(Lectura de la Biblia en tres años: Lamentaciones 2, Hebreos 10:5–11)

EL SAMARITANO AGRADECIDO

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Solo Cristo conoce los corazones de los seres humanos y por eso no nos toca a nosotros juzgar las intenciones de los demás. Pero sí somos responsables de juzgar los actos. Pablo reprendió a los Corintios por no haber juzgado a uno que era abiertamente fornicario. (1 Corintios 5:1–12 cf. Romanos 14:1–13).

Al principio de su ministerio en Galilea, un leproso rogó a Jesús que le limpie de la lepra. Jesús lo hizo de inmediato y después le mandó cumplir con lo estipulado por la ley mosaica (Levítico 14:1–32 Lucas 5:12–16) A estos diez leprosos que suplican compasión, Jesús les envía a cumplir el requisito legal, y en el camino ellos son sanados. Pero solo uno regresa para agradecer a Cristo. Parecería que los diez tenían fe, puesto que fueron a cumplir el requisito legal. Pero los hechos demuestran que solo uno de ellos la tenía en verdad: el samaritano agradecido.

A los muchos fariseos y saduceos que vinieron a ser bautizados por Juan el Bautista, él les advirtió que no les serviría de nada si no tenían fruto de arrepentimiento (Mateo 3:7–12). ¿Qué es este fruto de arrepentimiento? Los fariseos imaginaban que ellos eran justos y que su obediencia imperfecta era suficiente para agradar a Dios. Por eso, no sentían necesidad de ser salvos. No necesitaban al salvador. Confiaban que, por nacer con sangre hebrea; por pertenecer al pueblo elegido y practicar una rígida religiosidad, el cielo les estaba garantizado. Por esto, no tenían gratitud por las bendiciones del Señor. Diferente es el caso de Zaqueo, que consciente de merecer el infierno, confió en que solo gracias a Cristo era perdonado: por ello rebosaba de gratitud.

La gratitud aflora pronto en el corazón que tiene fe verdadera y se manifiesta en muchos frutos de arrepentimiento. Cristo nos advierte: «Así será en la venida del Hijo del hombre. Estarán dos hombres en el campo: uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo: una será llevada y la otra será dejada» (Mateo 24:39–41). Ambas parejas hacen lo mismo ¿Por qué uno es dejado y el otro llevado? Porque uno lo hizo en gratitud motivada por la buena noticia de Cristo como su sustituto, mientras que el otro lo hacía por cualquier otro motivo.

Oración:

Graba, Señor, en nuestro corazón tal temor de tus juicios, y tal gratitud por tu bondad hacia nosotros, que nos hagan temer y avergonzarnos por ofenderte. Que nuestra mente permanezca alerta al gran día cuando todos hemos de dar estricta cuenta de nuestros pensamientos, palabras y obras a aquel a quien tú has puesto como juez de los vivos y de los muertos, tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo; y que únicamente por sus méritos somos absueltos. Amén.

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LA GRATITUD DE PABLO POR LA AYUDA RECIBIDA | martes 19 de noviembre 2024

Ya he recibido todo lo que necesito y aún más; tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron. Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado.

Filipenses 4:18

(Lectura de la Biblia en tres años: Lamentaciones 1, Hebreos 10:1–4)

LA GRATITUD DE PABLO POR LA AYUDA RECIBIDA

 

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La Biblia es clara y terminante en que la salvación, obrada por nuestro Señor Jesucristo, nos es otorgada completamente gratis, como un regalo que nos viene gracias a la misericordia de Dios (Romanos 3:23–24; Apocalipsis 21:6; 22:17; Isaías 55:1,7). Las ofrendas no son una manera de pagar por tal regalo.

Bajo el Antiguo Pacto, el pueblo de Israel estaba sujeto a la obligación de llevar, ante Dios, ofrendas y diezmos de todas sus ganancias para sostener la adoración. Una parte de los diezmos y ofrendas debía ser para banquetes fraternales en las fiestas sagradas; otra, para ayudar a los extranjeros, viudas y huérfanos; y otra parte para el sustento de los sacerdotes y levitas (Deuteronomio 12:17–21; 14:29).

Jesucristo instituyó la iglesia dentro del Nuevo Pacto. En el Nuevo Pacto, no incluyó la obligación de celebrar las fiestas del Antiguo Pacto, ni el diezmo y llamó a cada creyente al sacerdocio universal. Por tanto, no estamos bajo la obligación de ofrendar o diezmar. Sin embargo, Cristo llamó a algunos a dedicarse por tiempo completo al ministerio de la Palabra, y les instruyó vivir de las ofrendas de los creyentes que, en gratitud a la gracia divina, apartan para el Señor y para la extensión del reino. No hay un monto determinado a ofrendar. Cada uno da según la gratitud que brota de su corazón. Unos dan todo lo que tienen, como la viuda pobre; otros, de lo que pueden con alegría; y algunos, de lo que les sobra. Dios quiere que su pueblo dé ofrendas por gratitud y no por obligación.

Los filipenses enviaron su ofrenda a Pablo y él expresó gratitud al Señor, no por lo recibido. Sino por lo que implicaba: era un sacrifico que Dios acepta con agrado. Dios no acepta lo que hacemos motivados por la obligación de la ley puesto que lo hacemos imperfectamente (Mateo 5:48). Él acepta solo lo que hacemos en gratitud por haber sido salvados por los méritos de Cristo. Nuestras ofrendas son sacrificios agradables al Señor que ofrecemos como parte de nuestro sacerdocio universal, si las ofrecemos en gratitud. En su gracia, el Señor les añade los méritos de Cristo para poder aceptarlas como perfectas y así recompensarnos. En gratitud a su gracia abundante, vamos a querer ofrendar abundantemente.

Oración:

Señor, te suplico que tu iglesia sea preservada en la doctrina pura de tu palabra salvadora, para que así se fortalezca nuestra fe en ti y aumente en nosotros el amor a todo el género humano. Levanta pastores, maestros y siervos fieles que prediquen y enseñen el evangelio en nuestro país y en todas las naciones; guíalos, protégelos y prospéralos en todas sus labores. Amén

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EL TERRIBLE CUERNO PEQUEÑO | lunes 18 de noviembre 2024

[Un cuerno del macho cabrío] creció hasta alcanzar al ejército de los cielos, derribó algunas estrellas y las pisoteó, y aun llegó a sentirse más importante que el jefe del ejército de los cielos. Por causa de él se eliminó el sacrificio diario y se profanó el santuario.

Daniel 8:10–11

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 52:12–34, Hebreos 9:23–28)

EL TERRIBLE CUERNO PEQUEÑO

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¿Cuál es el significado del cuerno pequeño que Daniel vio en una visión? Todo lo que la Biblia revela es para nuestra edificación. De ahí la importancia de conocer el significado correcto. ¿Cómo saber cuál es la interpretación correcta?

Para entender el verdadero sentido de cualquier pasaje de la Biblia, es importante dejar atrás nuestro orgullo y, en humildad, pedir al Señor sabiduría bíblica (Santiago 1:5). Pablo dijo: «Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio.» (1 Corintios 3:18): Al leer la Biblia, vamos a querer permitir que sea ella misma la que se interprete al entender literalmente todo lo que en ella se muestra literal; al distinguir entre lo que manda y lo que solamente describe; y al dejar que los pasajes difíciles sean explicados por los más claros, sin sacarlos de contexto.

El cuerno pequeño que vio Daniel muchas veces es mal interpretado. Pero no hay razón para equivocarse al momento de entender pues la visión dio detalles claros. Primero, no es un cuerno literal: «Los […] cuernos son […] reyes». Segundo, el cuerno pequeño salió de un macho cabrío: «El macho cabrío es el rey de Grecia». Tercero, el cuerno pequeño es «un rey de rostro adusto, maestro de la intriga» (Daniel 8:24,21)

La historia universal nos confirma que hubo un rey que cumplió con la descripción bíblica: Antíoco Epífanes, quien saqueó y desoló el templo de Jerusalén donde instaló un altar a ídolo griego Zeus. Además, proscribió las fiestas y todo sacrificio bíblico. En su afán de eliminar la verdad de Dios, quemó las copias de la ley de Moisés. Por todo esto, Antíoco es un anticristo y es un precursor del verdadero anticristo. El Anticristo, igual que Antíoco, también es un rey que se opone a la verdadera doctrina y persigue al pueblo de Dios (Apocalipsis 17: 7–12).
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Oración:

Señor, afírmame en la verdadera fe mediante el poder del evangelio, para que, en gratitud, pueda temer y amar a Dios, de modo que no desprecie su palabra ni la prédica de ella; sino que la considere santa, la oiga y aprenda de buena voluntad, dejando que sea ella misma quien suministre su interpretación y no mis ideas preconcebidas. Amén.

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LA MULTITUD TOMADA DE TODAS LAS NACIONES | domingo 17 de noviembre 2024

 

Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con ramas de palma en la mano […] son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.

Apocalipsis 7:9, 14

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 52:1–11, Hebreos 9:14–22)

LA MULTITUD TOMADA DE TODAS LAS NACIONES

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¿Ha tenido usted, este año, un mal día? Son pocos aquellos a quienes en la vida siempre les va bien. Los demás tenemos que enfrentar diversas enfermedades, accidentes, frustraciones, dolores e injusticias. No todo el mundo busca tratar con amabilidad y respeto a su semejante. Por el contrario, existe mucho egoísmo y falta de sensibilidad. Tal como lo profetizó el apóstol Pablo, «en los últimos días vendrán tiempos difíciles». (2 Timoteo 3:1–4). ¿Cómo enfrentar esta realidad?

A todos nos toca experimentar las consecuencias de vivir en un mundo caído. Como creyentes, estamos expuestos a padecer el sufrimiento que resulta de ser seguidores de Cristo. Como lo dice la Biblia: «serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa en Cristo Jesús» (2 Timoteo 3:12). Satanás nos atacará cada vez que, en gratitud a la salvación gratuita, queramos vivir piadosamente. ¿Cómo enfrentarlo? Pedro nos responde: «Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado» (1 Pedro 4:1). Cristo sufrió el castigo que merecemos por nuestro pecado. En gratitud vamos a querer armarnos de la disposición a padecer. La disposición a padecer es un arma eficaz contra el enemigo. Sin embargo, hay otra manera efectiva de enfrentar las pruebas: «Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz.» (Hebreos 12:2). Poner la mirada en Cristo incluye fijar la atención en sus promesas, reconociendo que todo cuanto nos acontece, él lo permite para nuestro bien. El Señor promete a los que lavan sus vestidos en la sangre del Cordero que, en el cielo, ya no sufrirán más ningún daño pues tendrán gozo eterno.

Oración:

Señor, te suplico me afirmes en la verdadera fe por el poder de tu evangelio, presente en tus medios de gracia, de modo que yo no busque tanto ser consolado, como consolar; Ser comprendido, como comprender; Ser amado, como amar. Porque, sólo por tus méritos es que: Dando, recibimos; perdonando, somos perdonados; y muriendo, somos resucitados a la Vida Eterna. Amén.

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JESÚS SANA A BARTIMEO | sábado 16 de noviembre 2024

—¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó [Jesús]. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego [Bartimeo]. —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

Marcos 10:51–52

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 51:37–64, Hebreos 9:6–13)

JESÚS SANA A BARTIMEO

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Por todo lugar surgen predicadores que prometen sanar a los enfermos que asistan a sus reuniones. Pero muchos salen de tales reuniones igual de enfermos, pero más frustrados que cuando llegaron. Cuando preguntan por qué no sanaron, se les culpa de no tener fe. ¿Esa es la respuesta de la Biblia? ¡No!

La fe no es algo que el ser humano puede lograr por su propia decisión o empeño. La fe bíblica es un don que Dios, el Espíritu Santo, obra en el ser humano por medio del poder del evangelio, la viva y eficaz palabra de Dios. El que tiene fe, la posee porque Dios le buscó y le suministró esa fe. (Isaías 55:10–11 cf. Juan 6:44; 15:16; Romanos 10:17; 1:16; 3:10–11; Hebreos 4:12.)

Cuando Bartimeo suplicó a Cristo ser sano de la vista, evidenció fe en Él como el Mesías prometido al llamarlo «Hijo de David». Eso significa que Bartimeo confiaba en Jesucristo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¿Por qué Jesús le dice «tu fe te ha sanado»? Lo que Jesús le dijo parece apoyar las a los que hoy prometen sanar a los enfermos milagrosamente. Pero no es así. En la forma de hablar del pueblo hebreo, abunda bastante el empleo de la metonimia, que consiste en designar algo con el nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa: el autor por sus obras, el signo por la cosa significada, etc. Así, cuando Jesús dice: «preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que sirva de testimonio» (Marcos 1:44), significa el mandamiento que Dios ordenó a Moisés escribir. Cuando leemos que «La oración de fe sanará al enfermo» (Santiago 5:15) significa que Dios, a quien se ora, sanará al enfermo. Así lo que Jesús, en realidad, dice a Bartimeo es que «Cristo, en quien tienes fe, te ha sanado». Muchos siervos de Dios, notables por su gran fe, no fueron sanados (Pablo, Eliseo, Tito: 2 Corintios 12:8; 2 Reyes 13:14; 1 Timoteo 5:23). El Señor no ha prometido sanar a todos todo el tiempo. Cristo vino para darnos salvación gratuita por sus méritos. En gratitud vamos a querer vivir contentos tanto si somos sanados o no. Dios promete que en el cielo no hay enfermedad ni muerte.

Oración:

Señor, te agradezco por salvarme por los méritos de tu Hijo. Te suplico que, por el poder del evangelio, me afirmes en la verdadera fe para que en fruto de arrepentimiento pueda temerte, amarte, y confiar en ti sobre todas las cosas y vivir agradecido tanto cuando me sanas como cuando no lo haces. Amén.

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EL AGUA DE LA ROCA | viernes 15 de noviembre 2024

Luego Moisés y Aarón reunieron a la asamblea frente a la roca, y Moisés dijo: «¡Escuchen, rebeldes! ¿Acaso tenemos que sacarles agua de esta roca?» Dicho esto, levantó la mano y dos veces golpeó la roca con la vara, ¡y brotó agua en abundancia, de la cual bebieron la asamblea y su ganado!

Números 20:10–11

 

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 51:15–36, Hebreos 9:1–5)
EL AGUA DE LA ROCA

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«Uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde». El pueblo de Israel no valoró que Dios les proveyó todo lo necesario durante 40 años después que los liberó poderosamente de la esclavitud egipcia, aunque fueron rebeldes (Nehemías 9:19–21). Al final de ese tiempo, el agua se terminó y en lugar de suplicar al Señor por sus necesidades, ellos murmuraron contra Él y contra su siervo. Como sus padres, en lugar de admitir que ellos eran el problema y estar agradecido con Dios, culparon a Moisés de guiarlos mal. El Señor no respondió con juicio para los descontentos. Prometió un misericordioso milagro: Moisés y Aarón tenían que tomar su vara y hablarle a la peña, y ella iba a dar suficiente agua para el pueblo y para sus bestias. Pero Moisés, molesto con los rebeldes, no obedeció al Señor y expresó su ira humana al golpear dos veces la peña y al decir: «¿Acaso tenemos que sacarles agua de esta roca?». La ira de Moisés no valoró ni dio la gloria al Señor por el agua, regalo de Su gracia. Por eso no entró a la tierra prometida.

La ira es un pecado contra el mandamiento que ordena no matar (Mateo 5:21–22 cf. Éxodo 20:13). Moisés, que fue manso como ninguno, cedió ante la ira (Números 12:3). La Biblia dice: «Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.» (Santiago 1:19, RV60) porque cuando enfrentamos situaciones tensas podemos caer en los pecados de nuestro viejo Adán, quien se opone a todo lo que Dios manda. Nuestra nueva criatura, el nuevo Adán, ama al Señor, aprecia el perdón que Jesús ganó por nosotros a través de su muerte y quiere vivir de acuerdo con su voluntad. Puesto que vivimos con nuestro viejo Adán, hay un conflicto permanente en nosotros. En situaciones muy emotivas, normalmente es el viejo Adán el primero en hablar y reaccionar, pero es el nuevo Adán el que debe tener la última palabra. En estas situaciones, lo mejor es evitar decir y hacer lo primero que se nos ocurra. Cristo nos libró de la condenación eterna que merecemos. Él fue manso en lugar de nosotros y murió pagando nuestro castigo. En gratitud vamos a querer vivir en arrepentimiento diario: confesando y lamentando nuestro pecado, pero confiando en el perdón suficiente provisto por el cordero de Dios para, con gozo, enmendar nuestros errores.

Oración:

Señor, solo tú eres digno de toda gloria y honor. Te ruego me afirmes en la verdadera fe con el poder de tu evangelio de modo que de mi corazón hagas brotar el fruto de arrepentimiento: ese amor humilde que no busca su propia gloria sino la tuya. Amén.

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¡ALABADO SEA EL SEÑOR! | jueves 14 de noviembre 2024

¡Que todo lo que respira alabe al SEÑOR! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!

Salmo 150:6

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 51:1–14, Hebreos 8:6–13)

¡ALABADO SEA EL SEÑOR!

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¿Alaba usted a Dios cada día?

La gran mayoría de los creyentes están de acuerdo con que los discípulos de Cristo necesitan orar y alimentarse de la Palabra de Dios cada día. Sin embargo, no todos estarán de acuerdo en que El Señor quiere que le cantemos alabanzas cada día. Todavía, Dios quiere que le alabemos cada día con gozo, no solamente los domingos.
El Salmo 150 revela que el Señor quiere ser alabado en su santuario. El templo de Israel ya no existe. Sin embargo, el santuario del Señor permanece todavía. La iglesia visible es el santuario en el que Dios quiere ser alabado. Él es alabado sin cesar en los cielos y cada semana nos unimos como congregación a esa alabanza. Dios debe ser alabado con expresiones de gozo genuino por todas sus maravillosas bendiciones, por lo que ha creado para nosotros. Pero, sobre todo, debe ser alabado por su misericordioso amor que lo movió a redimirnos. La música de Israel en el Antiguo Testamento era gozosa y llena de entusiasmo. Para cantar las alabanzas al Señor usaron una amplia variedad de instrumentos musicales. En las ocasiones festivas, el baile era una parte importante de la celebración. Nada, en la Biblia, sugiere que la música y la adoración del pueblo de Dios deba ser sombría, ni que ciertos instrumentos musicales fueran en sí mismos impropios para adorar al Señor. Dios debe ser alabado con gozo con todas las cosas que tenemos.

Todos deben alabar al Señor. Todos están invitados a hacerlo. Pero por causa de nuestra naturaleza pecadora, no hemos alabado al Señor perfectamente (Mateo 5:48) Por eso somos merecedores de toda la ira de Dios. Pero Cristo vino para obtener nuestro perdón. Lo hizo cuando alabó a Dios perfectamente en lugar nuestro y fue a la cruz a padecer el castigo que merecemos. En gratitud vamos a querer alabar al Señor. Es un gozo el poder hacerlo. Alabemos al Señor.

Oración:

Gracias Señor, has cambiado mi lamento en baile; me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, ¡te alabaré para siempre! Amén. (Salmo 30:11-12).

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LOS RESUCITADOS NO SE CASAN | miércoles 13 de noviembre 2024

—La gente de este mundo se casa y se da en casamiento —les contestó Jesús—.Pero en cuanto a los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección: ésos no se casarán ni serán dados en casamiento

Lucas 20:34–35

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 50:18–46, Hebreos 8:1–5)

LOS RESUCITADOS NO SE CASAN

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¿Hay vida después de la muerte? La Biblia enseña que sí. Pero la descripción que la Santa Escritura nos da muestra que esa vida es muy diferente a la actual.

Los saduceos, religiosos que rechazaban a Cristo, negaban la vida después de la muerte, la resurrección y la existencia de los ángeles y los demonios. Creían que el hombre podía elegir libremente obrar el bien y el mal, y que la prosperidad y la adversidad eran resultado de las propias acciones del hombre. Ellos no creían en Cristo y, para demostrar que él estaba equivocado, le plantearon la historia de una mujer siete veces viuda que nunca pudo tener hijos. Según la ley, si una mujer quedaba viuda y sin hijos debía casarse con su cuñado inmediato para que dé a luz un heredero al marido difunto (Deuteronomio 25:5,6). Los saduceos le preguntaron al Señor: «en la resurrección, ¿de cuál será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella?» (Lucas 20:33). La respuesta de Jesús muestra que en la vida venidera la gente será como los ángeles: no habrá nacimientos ni muerte, ni matrimonio. Las relaciones familiares de este mundo terrenal ya no existirán. Todos los salvos serán hijos de Dios

El matrimonio y la familia son dones preciosos de Dios que ya no existirán en la vida futura. Por medio de estos dones, el Señor nos bendice con la alegría del compañerismo familiar: alguien que nos quiere y cuida de pequeños. Alguien con quien criamos hijos y finalmente alguien que nos cuidad en la ancianidad. Sin embargo, en cada una de esas etapas hemos fallado en nuestro papel, no fuimos buenos niños, ni buenos padres, y tampoco hijos agradecidos con nuestros progenitores ancianos (Mateo 15:4-6; 1 Timoteo 5:4) Por esto somos merecedores de toda la ira divina. Pero Cristo, lo hizo en lugar de nosotros (Juan 19:26,27) y en la cruz pagó el castigo que merecemos. En gratitud vamos a querer apreciar el don del matrimonio y la familia cumpliendo, de la mejor manera posible, el papel que nos corresponda en el presente (Efesios 5:21–6:4).

(Filipenses 4:8)

Oración:

Señor, gracias por Jesucristo, nuestro salvador y rey eterno. Pues solo por tu gracia y por sus méritos es que disfrutamos de tus bendiciones y de la vida eterna. Entre estas bendiciones está nuestra familia. Por tus medios de gracia aumenta nuestra fe de manera que nuestra piedad comience por casa al honrar a nuestra familia conforme corresponda a cada uno. Amén.

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MANTÉNGANSE FIELES A LAS ENSEÑANZAS | martes 12 de noviembre 2024

Así que, hermanos, sigan firmes y manténganse fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, les hemos transmitido.

2 Tesalonicenses 2:15

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 50:1–17, Hebreos 7:16–28)

MANTÉNGANSE FIELES A LAS ENSEÑANZAS

 

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¿Es usted un seguidor del anticristo? No es necesario saber quién es el anticristo o cuál es su enseñanza para ser un seguidor suyo ¿Cómo es posible?

Anticristo significa «contrario a Cristo». Por tanto, la doctrina del anticristo es la que está contra la doctrina de Cristo. Por eso, el que se aparta de la doctrina de Cristo se hace seguidor de la doctrina del anticristo. Pablo y Juan enseñaron que la falsa doctrina es la característica del anticristo (1 Juan 2:18,23 cf. 2 Juan 7–11), de ahí la importancia de permanecer firmes en la doctrina sana.

Dios llamó a los tesalonicenses, y a nosotros también, para seguir a Cristo y no al anticristo. Satanás trabaja intensamente para promover la falsa doctrina. Por eso, Pablo urge a los tesalonicenses, y a nosotros, a permanecer firmes contra todo lo que enseñe cualquier forma de salvación por medio de las obras hechas por el hombre. ¿Cómo podemos mantenernos firmes? Pablo asegura que eso se hace aferrándose con fuerza a las enseñanzas que hemos aprendido por él y los otros apóstoles que escribieron inspirados por Dios (1 Corintios 2:13).

Mantenerse firme en la fe es más que solo aferrarse a la Biblia, la palabra pura de Dios. Es vivir esa fe compartiendo el evangelio con otros, hablar sólo palabras que son útiles con nuestro prójimo, hacer obras de bondad a los que están en necesidad, como la expresión evidente de nuestra gratitud por la salvación gratuita e inmerecida. Dios quiere que vivamos así en arrepentimiento diario. Pero nuestro viejo Adán trabaja fuertemente para apartarnos de estas palabras y obras, por tanto, no podemos agradar a Dios con nuestros actos. Lo bueno que hacemos es imperfecto y está contaminado por nuestra naturaleza pecadora (Mateo 5:48; Isaías 64:6). Por ello somos merecedores de toda la ira divina. Es solo gracias a la obediencia perfecta de Cristo a la ley moral de Dios hecha en lugar de nosotros, y a su sacrificio vicario en la cruz, que Dios nos recibe como sus hijos. En gratitud vamos a querer mantenernos fieles y firmes en la pura y verdadera doctrina de Cristo apartándonos de quienes enseñan cualquier error que vaya contra ella y rechazando dar la impresión de que estamos de acuerdo con ellos al orar o participar en sus reuniones de adoración (Romanos 16:17; 2 Tesalonicenses 3:6).

Oración:

Señor, te doy gracias porque me diste el don de la fe para creer tus promesas de salvación. Por el poder del evangelio que viene a mí por tus medios de gracia fortaléceme y guárdame en la verdadera fe para la vida eterna. Amén.

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NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA | lunes 11 de noviembre 2024

Nunca más habrá en ella niños que vivan pocos días, ni ancianos que no completen sus años. El que muera a los cien años será considerado joven; pero el que no llegue a esa edad será considerado maldito.

Isaías 65:20

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 49:23–39, Hebreos 7:7–15)

NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA

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No falta quien quiere ver en este versículo una promesa de un reino terrenal de Cristo. Pero la Biblia no enseña que el reino de Cristo será terrenal. Cristo mismo reconoció: «Mi reino no es de este mundo» (Juan 18:36; 1 Timoteo 6:13) Entonces, ¿A qué se refiere?

Por el contexto (v. 17), vemos que Isaías habla, de la eternidad con Dios: «Presten atención, que estoy por crear un cielo nuevo y una tierra nueva. No volverán a mencionarse las cosas pasadas, ni se traerán a la memoria.»; pero también de la iglesia del Nuevo Testamento: «Estoy por crear una Jerusalén feliz, un pueblo lleno de alegría.» (v. 18b). Para ilustrar el gozo de la nueva Jerusalén, el Señor usa descripciones conocidas por la gente de aquél tiempo: al decir «plantarán viñas y comerán de su fruto» describe el gozo y satisfacción de la labor cumplida con éxito. No se refiere a que el pueblo de Dios será una nación agraria dedicada al cuidado de viñedos «porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo.» (Romanos 14:17).

Las palabras del texto de hoy describen el cuidado y protección de Dios para la iglesia del Nuevo Testamento militante aquí en la tierra. Sin embargo, eso no significa que todos los creyentes serán longevos pues Él, en su sabiduría, permite haya creyentes fieles que mueren jóvenes e incluso niños. Tal como el mismo Isaías escribió: «El justo perece, y a nadie le importa; mueren tus siervos fieles, y nadie comprende que mueren los justos a causa del mal.» (57:1). Pero añade: «Los que van por el camino recto mueren en paz; hallan reposo en su lecho de muerte.» (57:2). No olvidemos pues que «Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.» (Salmo 116:15) y que «sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. (Romanos 8.28). No merecemos la salvación ni el cuidado amoroso de Dios pues nacimos pecadores y pecamos cada día. Pero Cristo vino para rescatarnos de la condenación merecida al ser nuestro doble sustituto. Él obedeció la voluntad de Dios perfectamente en lugar de nosotros y sufrió nuestro castigo. En gratitud vamos a querer apreciar las bendiciones divinas.

Oración:

Señor, por los méritos de tu Hijo Jesucristo, soy parte de tu pueblo elegido. En gratitud quiero apreciar todo lo que tienes en tus manos para mí. Te suplico que por tus medios de gracia me afirmes en la verdadera fe para la vida eterna. Amén.

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