Armario actualizado | viernes 7 de marzo 2025
Ver serie: Meditaciones
Si miras el calendario en agosto o enero, no lo verás como en otras fiestas importantes, pero el primer día de colegio es el día de «estrenar ropa». Recordemos mi octavo curso, cuando un amigo me preguntó: «Oye, ¿esos vaqueros de pana son nuevos?». Mi respuesta: «Pues no, no lo son». Su respuesta: «Ah, porque veo que la etiqueta de venta y la pegatina del tallaje siguen pegadas en la parte trasera del pantalón». ¡Uf! Vergüenza o no, hay orgullo/confianza en mostrar las nuevas zapatillas, el sombrero de ala plana, el jersey o los vaqueros.
Esta misma confianza puede decirse de los nuevos hilos que vistes espiritualmente. Jesús te dio una mejora en tu guardarropa. «Yo me regocijaré grandemente en el Señor; mi alma se alegrará en mi Dios. Porque él me revistió de salvación; me rodeó con un manto de justicia» (Isaías 61:10).
No siempre fue así. Por naturaleza, estamos manchados de pecado. Pero Dios, en su misericordia, nos viste con el manto de justicia de su Hijo (¡somos santos y sin pecado gracias a Jesús!). Es un manto que no nos hemos ganado. Una gota de la sangre de Jesús es el mejor limpiador de manchas. Perdón total. No estamos cubiertos con ropa de diseñador que pasa de moda o que luego se vende por internet. Tenemos ropa divina del último diseñador de moda/creación, Dios mismo.
El primer día de clase, de trabajo o de semana, camina con confianza con lo que llevas puesto.
Oración:
Padre celestial, todas mis buenas acciones delante de ti son despreciables, tu Palabra las ilustra como si estuviera vestido con trapos de inmundicia y reconozco que a causa de mi pecado, esa es la realidad. Por tu gran misericordia me vistes gratuitamente con los méritos de tu Hijo Jesucristo como si se tratara de una hermosa vestidura. Sí, los méritos de tu Hijo Jesucristo me son atribuidos gratuitamente a mi favor por medio de la fe. No hay otra mejor vestidura que Cristo mismo. Te bendigo y agradezco, por Jesucristo tu Hijo. Amén.