EL SAMARITANO AGRADECIDO | miércoles 20 de noviembre 2024

—¿Acaso no quedaron limpios los diez? —preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros nueve?

Lucas 17:17

(Lectura de la Biblia en tres años: Lamentaciones 2, Hebreos 10:5–11)

EL SAMARITANO AGRADECIDO

Ver serie: Meditaciones

Solo Cristo conoce los corazones de los seres humanos y por eso no nos toca a nosotros juzgar las intenciones de los demás. Pero sí somos responsables de juzgar los actos. Pablo reprendió a los Corintios por no haber juzgado a uno que era abiertamente fornicario. (1 Corintios 5:1–12 cf. Romanos 14:1–13).

Al principio de su ministerio en Galilea, un leproso rogó a Jesús que le limpie de la lepra. Jesús lo hizo de inmediato y después le mandó cumplir con lo estipulado por la ley mosaica (Levítico 14:1–32 Lucas 5:12–16) A estos diez leprosos que suplican compasión, Jesús les envía a cumplir el requisito legal, y en el camino ellos son sanados. Pero solo uno regresa para agradecer a Cristo. Parecería que los diez tenían fe, puesto que fueron a cumplir el requisito legal. Pero los hechos demuestran que solo uno de ellos la tenía en verdad: el samaritano agradecido.

A los muchos fariseos y saduceos que vinieron a ser bautizados por Juan el Bautista, él les advirtió que no les serviría de nada si no tenían fruto de arrepentimiento (Mateo 3:7–12). ¿Qué es este fruto de arrepentimiento? Los fariseos imaginaban que ellos eran justos y que su obediencia imperfecta era suficiente para agradar a Dios. Por eso, no sentían necesidad de ser salvos. No necesitaban al salvador. Confiaban que, por nacer con sangre hebrea; por pertenecer al pueblo elegido y practicar una rígida religiosidad, el cielo les estaba garantizado. Por esto, no tenían gratitud por las bendiciones del Señor. Diferente es el caso de Zaqueo, que consciente de merecer el infierno, confió en que solo gracias a Cristo era perdonado: por ello rebosaba de gratitud.

La gratitud aflora pronto en el corazón que tiene fe verdadera y se manifiesta en muchos frutos de arrepentimiento. Cristo nos advierte: «Así será en la venida del Hijo del hombre. Estarán dos hombres en el campo: uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo: una será llevada y la otra será dejada» (Mateo 24:39–41). Ambas parejas hacen lo mismo ¿Por qué uno es dejado y el otro llevado? Porque uno lo hizo en gratitud motivada por la buena noticia de Cristo como su sustituto, mientras que el otro lo hacía por cualquier otro motivo.

Oración:

Graba, Señor, en nuestro corazón tal temor de tus juicios, y tal gratitud por tu bondad hacia nosotros, que nos hagan temer y avergonzarnos por ofenderte. Que nuestra mente permanezca alerta al gran día cuando todos hemos de dar estricta cuenta de nuestros pensamientos, palabras y obras a aquel a quien tú has puesto como juez de los vivos y de los muertos, tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo; y que únicamente por sus méritos somos absueltos. Amén.

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