EVITEMOS LA VANIDAD | viernes 27 de septiembre 2024
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Eclesiastés 1:2
Ver serie: Meditaciones
Salomón, un hombre experimentado en la vida, el poder y la sabiduría de la ciencia, solo en su edad adulta entendió qué es la vida. ¿Puedes imaginarte en ese momento a ti, siendo viejo, con arrugas y facciones de la cara que cambiarán? y, al mismo tiempo, estamos invirtiendo tiempo y dinero tratando de evitar la vejez. Pero llegaremos a una edad que nos daremos por vencidos y reconoceremos nuestro pecado de la vanidad.
Como cristianos, el Espíritu Santo obra en nosotros el deseo de apartarnos de la vanidad. Él quiere que nos concentremos en lo que realmente importa: nuestra vida espiritual. No quiero decir que no tengamos un autocuidado de nosotros, hay una línea que conocemos entre cuidarnos y ser vanidosos. Cuidar la vida espiritual es estar constantemente alimentándonos de la obra de Jesús, quien nunca fue vanidoso: «Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos.» (Lucas 17:12.) No le afectó la enfermedad de estos hombres y vemos que, por amor, los trató perfectamente y los curó. Su amor por los despreciados lo tuvo en nuestro lugar y hasta amó a los que le despreciaron a él en la cruz: «y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.» (Isaías 53:3). No le importó su apariencia al ser castigado porque sufrió todo esto para perdonarnos nuestros pecados de discriminación y desprecio a los demás. Es por eso que ahora, por amor a Dios, queremos invertir nuestro tiempo en lo más importante, lo espiritual. ¡Qué el Espíritu Santo nos conceda esto a cada uno de nosotros! Amén.
Oración:
Señor, te pedimos que siempre amemos el tiempo dedicado para el alimento espiritual y que el Espíritu Santo sea nuestro guía y maestro, para que en gratitud a Dios amemos hasta a los que la sociedad desprecia. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.