NO SABEMOS QUÉ PEDIR | miércoles 16 de octubre 2024
Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Romanos 8:26
(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 21, 2 Timoteo 2:14–18)
NO SABEMOS QUÉ PEDIR
Ver serie: Meditaciones
La elocuencia no es necesaria para que nuestras oraciones sean escuchadas y la Biblia enseña que Dios conoce nuestras palabras antes de que las digamos: «No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, SEÑOR, ya la sabes toda.» (Salmo 139:4). Un ángel le dijo al profeta Daniel que el Señor respondió su oración desde el mismo momento que él la comenzó: «Tan pronto como empezaste a orar, Dios contestó tu oración. He venido a decírtelo porque tú eres muy apreciado.» (Daniel 9:23). Al parecer orar no es algo demasiado difícil o complicado. Entonces ¿Por qué la Biblia afirma que no sabemos qué pedir?
La verdad es que sí sabemos qué pedir. Pero no sabemos pedir como conviene. Otra versión traduce: «No sabemos orar como debiéramos» (NBLH) A eso se refiere el texto de la meditación de hoy: No sabemos pedir como se debe: «Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites». (Santiago 4:3, RV60) Sí, es verdad, no sabemos orar conforme la voluntad de Dios y ese es un pecado contra el mandamiento que exige no tomar el nombre de Dios en vano. Por ese pecado merecemos padecer toda la ira de Dios. Pero Cristo nos redimió del castigo eterno al orar perfectamente en lugar nuestro y al sufrir en la cruz el castigo que merecemos. En gratitud vamos a querer orar como conviene, es decir, siguiendo su divina enseñanza cuando dijo a sus discípulos: «Vosotros, pues, oraréis así: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nos tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación; más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”»
(Filipenses 4:8)
Oración:
Señor tú has prometido conceder lo que te pidamos conforme a tu voluntad. Te suplico me concedas orar siempre conforme a tu voluntad, que yo quiera pedir aquello que tú quieres dar. Concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no ha de cambiar; tu auxilio para cambiar lo que puedo y quieres que sea cambiado; y sabiduría para entender la diferencia. Amén.