Recuérdame, Señor | viernes 28 de febrero 2025

 

(Lectura de la Biblia en tres años: Amós 7:1–8:3, Apocalipsis 10:5–11)
Recuérdame, Señor

Ver serie: Meditaciones

En estos tiempos, sentirse seguro puede parecer un recuerdo del pasado. Quizás podíamos deshacernos de nuestras preocupaciones, pero ya no. Nuestros corazones se agitan con miedo. Los músculos de nuestro cuello se tensan mientras nos detenemos en nuestra lista mental de problemas. Los problemas son tan graves como el periódico de la mañana. Las distracciones que hemos usado para cubrir la injusticia y el odio, el exceso y la comodidad se están agotando. Salvarnos a nosotros mismos y a nuestras familias por nuestros propios medios comienza a parecer tan ridículo como realmente es.

No necesitamos salvarnos a nosotros mismos. No podemos salvarnos a nosotros mismos. No día a día. Ni eternamente. El mismo Señor Jesús que nos salvó para pasar la eternidad con él vive dentro de cada uno de nosotros hoy y trabaja en, con y a través de nosotros para cuidar de nosotros ahora. Él mantiene nuestros pies en tierra firme y protege nuestros corazones, mentes y cuerpos con su amor inconmensurable.

“Haz frente a los que me persiguen. Quiero oírte decir: «Yo soy tu salvación»” (Salmo 35:3 NVI).

La petición del salmista al Señor puede ser también nuestra oración. Él dice, en efecto: “Señor, recuérdame que sólo Tú eres mi salvación”. Necesitamos que nos lo recuerden, incluso algunos días cada hora.

Durante la semana pasada, ¿cómo te ha provisto Dios de recordatorios de tu salvación? ¿Pueden estos regalos animar a una oración y expresión de acción de gracias? ¿Qué tal una base para la paz profunda?

Que Dios te ayude a descansar y a vivir con alegría, envuelto en su amor.

Oración:

Misericordioso Dios, gracias por todas las bondades y conmiseraciones que has manifestado hacia mí. Concédeme tal comprensión de todas tus misericordias, que mi corazón sienta verdadera gratitud hacia Ti, de modo que glorifique tu santo nombre no solamente con mis labios sino también con mi vida consagrada enteramente a Ti y así ser un instrumento de tu paz, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

¿Usted quiere aprender más de la Biblia? Estudie con nosotros! Haga un clic aquí.