Vivir el perdón | miércoles 12 de marzo 2025
(Lectura de la Biblia en tres años: Nahúm 2:13–3:19, Apocalipsis 16:1–6)
Vivir el perdón
Ver serie: Meditaciones
¿De qué se trata? ¿Qué fracaso del pasado te sigue haciendo sentir mal? Cuando el recuerdo de esa horrible decisión te golpea, puede hacerte sentir inútil, indigno del amor de Dios.
¡No vivas en el pasado! El pastor Pablo escribió a los nuevos cristianos de Filipos, explicándoles cómo vivir de otra manera, vivir en el perdón: «Hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello» (Filipenses 4:8). ¿Por qué sólo pensar en ello[JC3] ? ¿Por qué no ordenarnos que las hagamos? Porque Pablo sabía cómo nos construyó Dios. Donde está nuestro enfoque, allí seguimos. Si te enfocas en la negatividad de tu pasado, serás negativo, dañándote a ti mismo y a los demás. Pero si piensas en lo que es verdadero, honesto, correcto… ¡eso es lo que el Espíritu te guiará a hacer!
Vive sin ataduras; vive libremente perdonado tanto por Dios como por ti mismo.
Tengo un reto para ti. Será incómodo al principio, pero pronto te transformará. Cada vez que estés en el baño, mírate en el espejo. No hay lugar para esconderse. Dítelo a ti mismo: «Estoy perdonado por Jesús. Yo me perdono. Yo lo valgo». Es personal y poderoso.
Tu mente sabe que estás perdonado y cambiado. Tu corazón es donde se libra la batalla. Háblate a ti mismo, a tu corazón, de que vales la pena. Si dudas de tu valor, mira a la cruz, ¡y verás cuánto vales realmente!
Oración:
Salvador eterno, tú no escatimaste a tu Hijo para salvarnos y otorgarnos el perdón de los pecados en base a su obra redentora. Sin embargo mi conciencia todavía me acusa por los pecados que he cometido. Te suplico perdones mi incredulidad pues tú me aseguras que mis pecados los llevó tu Hijo en la Cruz. Qué el sufrió el rechazo divino en la cruz en lugar de mí siendo mi sustituto. Te doy gracias porque en esa cruz soy libre de condenación, por Jesucristo tu Hijo. Amén.