Deberías amar a este nerd de la Biblia | viernes 31 de enero 2025

 

(Lectura de la Biblia en tres años: Daniel 4:16–37, 3 Juan 9–15)
Deberías amar a este nerd de la Biblia

Ver serie: Meditaciones

El otro día le envié a mi esposa un mensaje de texto con una investigación profunda, detallada y basada en el hebreo que había hecho en la Biblia. Ella respondió (como sólo mi hermosa esposa puede hacerlo) con una imagen que decía: «¡Neeeeeeeerd!».

Vale, puede que tuviera razón. Estaba calculando las proporciones de palabras hebreas específicas utilizadas a lo largo de los distintos libros del Antiguo Testamento, lo cual es un poco nerd. Pero mira lo que descubrí:

El libro de los Salmos sólo contiene el 7% del total de palabras del Antiguo Testamento, y sin embargo tiene el 59% de los usos de alabar/agradecer. ¿Por qué la cantidad desproporcionada? Porque otras dos palabras aparecen constantemente en los salmos: El 52% del total de apariciones en el Antiguo Testamento de la palabra amor/misericordia y el 44% de los siempres están en los salmos. Aparentemente, cuando Dios inspiró a estos antiguos cantautores para hablar de su amor eterno, sus plumas escribieron instintivamente: “¡Alabemos al Dios de los cielos! ¡Su misericordia permanece para siempre!” (Salmo 136:26).

¿No te ocurre lo mismo con esa verdad? Tu vista, tu oído, tu corazón, tus articulaciones y tu memoria no permanecen. Pero el amor de Dios lo hace. Cuando compres tus primeros lentes bifocales o programes tu primer bypass, el amor de Dios permanece para siempre. Cuando tu madre necesita una rodilla nueva o la mente de tu padre se desvanece, el amor de Dios permanece para siempre. No importa lo que pierdas, no perderás su amor. Porque permanece para siempre.

No se me ocurren noticias mucho mejores que ésa. ¿Estás de acuerdo? (Pensé que lo harías. Le haré saber a mi esposa que estás de mi parte 😊)

Oración:

Inmutable y Eterno Dios, Tú no cambias y eres el mismo por siempre. Tampoco tus atributos cambian: tu misericordia permanece para siempre y tu amor es eterno. Cuando todo en mí haya cambiado por el paso del tiempo Tú serás el mismo y tu amor no cambiará. Aunque llegué el día en que mis fuerzas se agoten y no pueda servirte como antes, Tú seguirás amándome porque tu amor no depende de nada que yo haga sino de Ti. Te doy gracias porque no solo perdonas mis pecados sino que permaneces firme en hacer de mí un hijo tuyo semejante a tu Unigénito. Por tanto, te suplico que termines la obra que en mí has comenzado, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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