Dios está cerca de los maltratados | sábado 17 de mayo 2025
(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 35:27–29, Mateo 8:23–27)
Dios está cerca de los maltratados
Ver serie: Meditaciones
Aunque hablar de abusos no es un tema cómodo, debemos hacerlo. Si las estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades son correctas, 59.000 personas que ven cada semana Tiempo de Gracia en televisión han sufrido algún tipo de maltrato en su vida. Por «abuso» me refiero a un patrón de comportamiento que utiliza el miedo o la fuerza para mantener el poder y el control.
Tal vez esa descripción te llegue a casa. Tu padre era agresivo en su disciplina física. Tu madre te degradaba con sus palabras. Tu novio te aislaba de tus amigos, te presionaba hasta que se salía con la suya o te daba una mesada de mujer adulta. Tu esposa tergiversó la Escritura («¡Tienes que perdonarme!») y juró que se haría daño si hablabas con el pastor. Tu esposo abusó de la Palabra («¡Tienes que someterte a mí!») y amenazó con llevarse a los niños si no hacías exactamente lo que él quería.
Hay muchas cosas que Dios dice en respuesta a la tragedia del abuso, pero aquí es donde debemos empezar: «Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu» (Salmo 34:18). Cuando el miedo o la fuerza nos rompen el corazón y aplastan nuestro espíritu, Dios está cerca. Está cerca de nosotros, doliéndose de los pecados cometidos contra nosotros y prometiendo curar nuestras heridas.
Dadas las estadísticas y nuestras experiencias, oramos para que Jesús venga pronto a salvarnos. Pero hasta que llegue ese día, que siempre recuerdes que el Señor está cerca. Dios está aquí.
Oración:
Misericordioso Señor, te suplico por quienes son víctimas de abuso. Concédeles el valor para no cerrar los ojos ante este pecado al pensar que no es abuso. Te pido por los abusadores, para que sean personas arrepentidas. Y por mí, líbrame de caer en la tentación de ser un opresor y el querer ejercer dominio sobre mi prójimo. Concédeme un corazón humilde y servirte como un instrumento de tu paz, por Jesucristo tu Hijo. Amén.