Dios odia el abuso | domingo 18 de mayo 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 36, Mateo 8:28–34)

Dios odia el abuso

Ver serie: Meditaciones

Un hombre vino a mi oficina y me confesó que había sido abusivo con su novia. Después de expresar mi gran preocupación por su comportamiento, le dije al hombre lo que le diría a cualquier pecador aparentemente arrepentido: Jesús te perdona. Aunque sus acciones tendrían consecuencias, Jesús le había quitado la condenación eterna. Incluso le envié por mensaje de texto un pasaje de la Biblia para que la culpa no lo abrumara. (Para su información, también consulté a las fuerzas del orden para ver qué podía hacer para mantener a esta mujer a salvo de futuros abusos).

Un rato después, sin embargo, su novia pasó por mi despacho y me contó lo que había ocurrido a continuación. El hombre había cogido mi mensaje, se lo había echado en cara y se había jactado: «¡Ves! ¡Hasta el pastor está de mi parte!». Mi corazón se desplomó cuando ella repitió sus palabras, y llegué a odiar el maltrato más que nunca en mi vida.

«El Señor […] odia con toda su alma a los que aman la violencia» (Salmo 11:5 DHH). Ese pasaje es un recordatorio aterrador de que Dios odia no sólo el maltrato, sino a los propios maltratadores. Así que si estás usando el miedo o la fuerza para mantener el control en una relación, ¡arrepiéntete! Antes de presentarte ante el Dios que te «odia», cambia tu corazón y tu vida. Puedes engañar al pastor o al juez, pero no puedes engañar a Dios.

Y si has sufrido abusos, deja que estas duras palabras te recuerden que Dios está de tu lado, cerca de los quebrantados de corazón. Como dice el salmo: «El Señor es justo, y ama la justicia; el hombre honrado contemplará su rostro» (versículo 7).

 

Oración:

Señor justo juez, tú me conoces como ninguno y en tu palabra me muestras que basta un solo pecado mío para ser culpable de todos. Por eso te suplico que perdones mi soberbia y me guardes de ser una persona que ama la violencia. Pero también te suplico que no sea indiferente cuando alguien está oprimiendo al débil y desamparado, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

 

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