EL PODER DE LA LEVADURA | viernes 25 de octubre 2024
«Un poco de levadura fermenta toda la masa.»
Gálatas 5:9
Ver serie: Meditaciones
El señor Jesucristo advirtió a sus discípulos contra la falsa doctrina que lleva a la apostasía usando la comparación del fermento de la levadura: «Tengan cuidado —les advirtió Jesús—; eviten la levadura de los fariseos y de los saduceos.» Ellos tardaron en entender que el Señor no hablaba de la levadura del pan y les dijo: «¿Cómo es que no entienden que no hablaba yo del pan sino de tener cuidado de la levadura de fariseos y saduceos? Entonces comprendieron que no les decía que se cuidaran de la levadura del pan sino de la enseñanza de los fariseos y de los saduceos.» (Mateo 16:6, 11,12). Esa enseñanza es el legalismo que insiste en que el hombre puede hacer algo bueno para salvarse. ¿Por qué es peligrosa esa enseñanza?
Cada ser humano nace con un buen concepto de sí mismo. Nos agrada creer que, aunque fallamos no somos tan malos como otros. La Biblia dice que «No hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 6:22,23 RV60) Tanto si solo hemos cometido un pecado muy pequeño en toda nuestra vida, como si fuimos los más grandes pecadores, todos merecemos el infierno eterno: «Porque el que cumple con toda la ley, pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.» (Santiago 2:10). La Biblia enseña que todos merecemos toda la ira de Dios y nada podemos hacer para solucionarlo; pero que Cristo sí hizo todos los méritos necesarios para salvarnos de nuestra triste situación. El legalismo enseña que no somos tan pecadores y que con algo de esfuerzo de nuestra parte podemos hacer méritos para agradar a Dios y así ayudar a Cristo para salvarnos. El legalismo enseña: «Cristo pagó tu pecado, ahora tu parte es obedecer la ley moral: lee la Biblia, busca una congregación, adora a Dios, toma una decisión por Cristo» De esa manera la salvación es resultado de lo que Cristo hizo más lo que el hombre hace. Eso le quita todo el mérito de la salvación a Cristo y le asigna una parte al ser humano. Esta falsa enseñanza ha contaminado la iglesia muchas veces. Incluso hubo un tiempo en que casi nadie predicaba la salvación por la sola gracia mediante la sola fe sin las obras de la ley. Pablo escribió las cartas a los Gálatas y a los Romanos para refutar esa falsa doctrina. Nosotros somos salvos solo por los méritos de Cristo y en gratitud queremos hacer buenas obras, pero no para quitarle su mérito sino para expresar nuestro amor.
Oración:
Concédeme, Señor, el querer mantener mi mirada solo en ti y en tu obra redentora, que en mí haya tal gratitud que me mueva a compartir el evangelio a los demás. Revela en mi vida el amor que tú me has mostrado en tu Hijo. Santifícame en la verdad de modo que no sea cómplice de la mentira cuando el enemigo, mediante sus estrategias, quiere adulterar el mensaje. Amén.