¡El regalo del testimonio! | lunes 30 de diciembre 2024
6 Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió 7 como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran. 8 Juan no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.
—Juan 1:6-8.
(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 29, 1 Pedro 3:8–15)
¡El regalo del testimonio!
Ver serie: Meditaciones
En nuestros días pensamos que una bombilla tiene un propósito, disipar la oscuridad. Pero si hoy fuera el penúltimo día de 1820 y no 2020, nuestras luces de velas y linternas no solo iluminarían, sino que arderían.
Jesús es como las luces de esos viejos tiempos. ¿No es esto lo que vemos en su pariente Juan el Bautista? ¿Qué hizo con la luz del perdón encendida en su corazón? Él dio testimonio de la luz, para que por medio de él todos creyeran”, y creyendo, tengan vida eterna. Juan no pudo evitarlo. La luz del perdón en su Salvador encendió su corazón con amor por su Salvador y por todas las personas. Para Juan, dar testimonio de Cristo era en sí mismo un gran regalo de Dios para él. Juan amaba y quería servir a Jesús. Amaba lo que Jesús amaba. Amaba a las personas y deseaba darles lo que más necesitaban y les beneficiaran: el conocimiento de Cristo.
¿El fuego arde en ti? ¿Quieres compartir el mejor regalo que hay – el Hijo de Dios? ¡Seguro sí! ¡Yo también! Amamos y queremos servir a Jesús. No queremos ver a nadie ir al infierno. Nos sentimos muy honrados de ser instrumentos de la salvación de Dios. Pero testificar de Jesús no es fácil. Cristo mismo prometió que las personas, especialmente las más cercanas a nosotros, nos odiarían por nuestro testimonio de él. A veces, el miedo de causar una ruptura en una relación domina nuestro amor. A veces, nos sentimos inseguros de qué decir. Cuando eso suceda, deja que esto encienda el fuego en ti: Recuerda, Jesús es tu luz. Su amor por ti arde y nunca disminuirá debido a alguna debilidad en ti. De hecho, su amor lo quema todo. Como tu luz, Cristo siempre está contigo y siempre te ayudará. ¡Siempre! Jesús no es solo tu luz, él es la luz, no tú. Eso significa que la salvación de nadie depende de ti sino todo de él. Simplemente dile a alguien con quien te sientas cómodo sobre la esperanza y el gozo que tienes en Jesús. Finalmente, piensa en esto: un día en el cielo alguien se acercará a ti y te dirá: “Gracias por compartir a Jesús conmigo. Estoy aquí en parte por ti”.
¡Ahora, ve e ilumina el mundo que Dios ha puesto a tu alcance! Da tu testimonio de Cristo. ¡Ese es tu regalo!
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Oración:
Precioso Salvador, Dios mío se encarnó por mí. He visto tu gloria. Dame este regalo hoy: muchas oportunidades en 2025 para compartir tu gloria salvadora. Amén.