JESÚS NOS ENSEÑA A ORAR EFICAZMENTE | jueves 17 de octubre 2024
Ustedes deben orar así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
Mateo 6:9
(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 28, Tito 1:1–4)
JESÚS NOS ENSEÑA A ORAR EFICAZMENTE
Ver serie: Meditaciones
Poco antes de su arresto Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Pascua e instituir la cena del Señor. Al final de esa reunión, él oró en intercesión por ellos y dijo: «He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; […] Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, […]. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese». (Juan 17:6, 11,12) ¿Cuál es ese nombre del que habla Cristo? Ese nombre no es otro que «Padre». Desde tiempos de Moisés, los israelitas aprendieron que Jehová era el nombre de Dios, ahora Cristo les manifestó que el Nuevo Pacto era una nueva relación por la cual los creyentes son hijos y Dios es su Padre.
Con las palabras del versículo de la meditación de hoy «Dios nos invita cariñosamente a que creamos que él es nuestro verdadero Padre y nosotros sus verdaderos hijos, a fin de que le pidamos con valor y plena confianza, como le piden los hijos amados a su amoroso padre». Aunque somos hijos adoptivos, tal es el amor del Padre que Pablo dice: «el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios: «¡Papá!» (Romanos 8:16 TLA). Invocar a Dios llamándole ¡Padre mío! ¡Papá! o ¡Papito! (La Biblia Latinoamérica) es un privilegio del cristiano. No merecemos usar ese nombre. Solo por los méritos de Jesucristo, quien hizo un buen uso del nombre de Dios en lugar de nosotros y en la cruz sufrió el castigo que merecemos por no usar bien el nombre de Dios, es que nos ha sido concedido no solo usar el nombre Padre sino tratar con Dios con tal intimidad. En gratitud vamos a querer tratar con reverencia el nombre de Dios y usarlo en nuestras oraciones. Vamos a querer darle tal prioridad que nuestra primera petición de cada día será: «santificado sea tu nombre»
Oración:
Te suplico, bendito Padre, me concedas ser un creyente que usa bien tu nombre, que los trata como el nombre santo que es. Que mis labios no hagan uso descuidado de ninguno de tus preciosos nombres y tampoco lo use para desear el mal a mi prójimo ni maldecir, jurar, hechizar, mentir o engañar, sino que lo use para invocarte en todas las necesidades, para adorarte, alabarte y darte gracias y confesar tus maravillas. Amén.