LA LEY MORAL Y LAS AUTORIDADES | domingo 6 de octubre 2024
Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
Éxodo 20:12
(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 17:19–18:17, 2 Timoteo 1:3–9)
LA LEY MORAL Y LAS AUTORIDADES
Ver serie: Meditaciones
«La educación comienza en casa» afirma un antiguo refrán, y es verdad. En el antiguo Israel un niño menor de cinco años tenía como primer maestro a su propia madre. Ella lo cuidaba y le enseñaba lo principal: el idioma, la conducta, el aseo, etc. Incluso a leer y escribir. Desde los cinco en adelante el padre lo educaba en la moral, el civismo, la fe y un oficio hasta que cumplía doce años. Desde entonces pasaba a ser regido por las autoridades civiles. No es extraño, por tanto, que Dios mande honrar a los progenitores.
Sin embargo, este mandamiento no se dirige a exigir honra para los padres como familiares. Por el contrario, se refiere a honrarlos como autoridades. Por esto este mandamiento trata de la honra a la autoridad en general. Dios es el creador de las tres instituciones históricas de la humanidad: la familia, el estado y la iglesia. Cada una tiene su razón de ser específica y sus autoridades. Dios nos manda honrar a los padres, en la familia; a las autoridades eclesiásticas en la iglesia; y a los gobernantes de nuestro país (Efesios 6:1,2; Hebreos 13:7,17; 1 Pedro 2:13,14). Debemos honrarlos prestándoles la debida obediencia mientras no nos manden desobedecer a Dios. Él designó tales autoridades como representantes suyos. Mostramos aprecio al Señor cuando contribuimos con nuestros bienes al sostén de tales autoridades. La Biblia dice: «Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo.» (Romanos 13:2). No hemos honrado a las autoridades perfectamente, tal como Dios lo exige (Mateo 5:48) Por eso merecemos toda la ira de Dios. Cristo sí obedeció perfectamente a sus padres (José fue su padre adoptivo, Lucas 2:51 cf. 3:23) y proveyó cuidado para la vejez de su madre (Juan 19:26,27). También honró a la autoridad civil y religiosa (Mateo 22:19-21; Mateo 26:63; 1 Pedro 2:22.) Lo hizo como nuestro sustituto y derramó su sangre en la cruz para pagar nuestro pecado. En gratitud, vamos a querer temer y amar a Dios, de modo que no despreciemos ni desobedezcamos a nuestros padres y superiores, sino que los honremos, sirvamos y obedezcamos, amándolos y estimándoles en gran manera.
Oración:
Señor, Haz, Señor, que la luz de tu Palabra brille siempre en nuestros hogares. Guarda a nuestros niños en la verdadera fe y concede a todos los padres que puedan criarlos en tu fe y en la obediencia a tu voluntad. Concede tu bendición a todos los que están constituidos en autoridad, y dales de tu gracia para que gobiernen según tu beneplácito, defendiendo la justicia y estorbando y castigando la maldad, a fin de que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad, e integridad. Amén.
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