LA LEY Y LA REPUTACIÓN DEL PRÓJIMO | martes 8 de octubre 2024
No des falso testimonio en contra de tu prójimo.
Éxodo 20:16
(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 20, 2 Timoteo 2:1–13)
LA LEY Y LA REPUTACIÓN DEL PRÓJIMO
Ver serie: Meditaciones
En nuestro mundo actual, el nombre parece no revestir mucha importancia. En la Biblia, Dios enseña que el nombre debe ser tratado con respeto. ¿Cómo así?
Dios exige que el nombre del prójimo no sea deshonrado, pues: «De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas» (Proverbios 22:1 RV60). Por eso, con este mandamiento, Dios prohíbe que digamos algo que le pueda dar a otra persona un mal nombre.
Dios prohíbe que calumniemos a nuestro prójimo acusándole con mentiras. Pero también quiere que protejamos su buen nombre incluso si nuestro prójimo ha obrado mal: «Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano.» (Mateo 18:15). La instrucción de hablar a solas es para proteger la reputación del pecador dándole la oportunidad de arrepentimiento y de corregir la falta. Es solo cuando el pecador persiste en su falta de arrepentimiento (impenitencia) cuando el problema es llevado a los líderes de la iglesia para que obren conforme manda Cristo, no para denigrarlo, sino para hacer un último esfuerzo en ayudarle a ver la gravedad de su pecado.
Hemos pecado contra este mandamiento cada vez que dejamos que alguien hable mal de nuestro prójimo contando chismes y rumores maliciosos. Es un pecado por el que somos merecedores de toda la ira de Dios. Cristo protegió el buen nombre de sus prójimos y los defendió hablando bien de ellos (Mateo 12:1-7; Mateo 26:6-13) Lo hizo en lugar nuestro, al igual que en la cruz sufrió la ira de Dios que nosotros merecemos padecer por este pecado. En gratitud por sus méritos y su amor misericordioso, vamos a querer temer y amar a Dios, de modo que no mintamos contra nuestro prójimo, ni lo traicionemos, ni lo difamemos; sino que lo defendamos, hablemos bien de él y tomemos sus palabras y sus hechos en el mejor sentido.
Oración:
Señor, concédenos temerte y amarte de tal modo que nuestros labios no dañen la buena reputación de nuestro prójimo. Abre nuestros ojos de tal manera que podamos tomar las palabras y hechos de nuestro prójimo en el mejor sentido posible. Danos el valor necesario para defenderlo cuando alguien quiera manchar su reputación. Amén.