LA SOLA ESCRITURA Y LA SANA DOCTRINA | miércoles 2 de octubre 2024
Yo les digo: «¡Aténganse a la ley y al testimonio!» Para quienes no se atengan a esto, no habrá un amanecer.
Isaías 8:20
(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 14, 1 Timoteo 6:1–2)
LA SOLA ESCRITURA Y LA SANA DOCTRINA
Ver serie: Meditaciones
La sana doctrina está ligada a la sola Escritura. Eso significa que la Palabra de Dios es la Biblia y nada más. Hay quienes piensan que la Palabra de Dios incluye también los razonamientos de famosos escritores, los sentimientos de algunos cristianos e inclusive las tradiciones practicadas desde la más remota antigüedad. Pero solo la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis es la Palabra de Dios.
En el texto que meditamos hoy, Isaías insiste en que las cosas espirituales solo pueden basarse en la Biblia. Cuando dice «ley» se refiere a los cinco libros de Moisés y cuando dice «testimonio» se refiere al resto del Antiguo Testamento. Más tarde Jesucristo añadió la literatura del Nuevo Testamento. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos inspirados por el Espíritu Santo, tal como Jesús lo había anunciado (Juan 16:13). Desde que se escribió el último libro del Nuevo Testamento, quedó completa la Palabra de Dios y no puede añadirse nada más como lo testifica el apóstol Juan: «A todo el que escuche las palabras del mensaje profético de este libro le advierto esto: Si alguno le añade algo, Dios le añadirá a él las plagas descritas en este libro. Y si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, descritos en este libro. (Apocalipsis 22:18-19). El Señor amonestó al pueblo de Israel del Antiguo Testamento: «Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.» (Deuteronomio 12:32 RV60). Añadir palabra de hombre a la Palabra de Dios o el omitir parte de lo que ella enseña nos hace merecedores de toda la ira de Dios y solo gracias a los méritos de Cristo como nuestro sustituto es que somos perdonados. En gratitud vamos a querer honrar la Palabra de Dios (La Sola Escritura) como nuestra única autoridad en doctrina y vida cristiana sin añadirle ni omitir lo que ella enseña.
Oración:
Haz, SEÑOR, que la luz de tu Palabra brille siempre en nuestros hogares de modo que nuestros labios se abran para dar a conocer tu amor en Cristo. Afírmanos en la verdadera fe; y concédenos crecer en tu fe y en la obediencia a tu voluntad, de manera que seamos siervos fieles que prediquen y enseñen el Evangelio en nuestro país y en todas las naciones. Amén.