Lo único que necesito saber con seguridad | miércoles 22 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 47:1–12, 1 Juan 4:1–6)

Lo único que necesito saber con seguridad

Ver serie: Meditaciones

¿Qué necesitas saber con seguridad? ¿Qué apagaste la cafetera esta mañana? ¿Qué cerraste la puerta del garaje cuando te fuiste a trabajar? No. No es el fin del mundo si llegas a casa y el café con la corteza hasta el fondo de la cafetera o incluso si falta una bicicleta en tu garaje abierto. Muchos de los temas que nos preocupan no importan. Sólo hay una cosa que necesito saber con seguridad: que estoy perdonado.

En el año 430 d.C., cuando el padre de la Iglesia Agustín estaba a punto de morir y su fuerza estaba disminuyendo, le rogó a uno de sus amigos que pintara en la pared frente a su cama las palabras del Salmo 32: “Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta. Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de impiedad” (versículos 1,2).

El moribundo Agustín se quedó contemplando esas palabras mientras la oscuridad se cernía sobre él. No habrá nada más a lo que valga la pena aferrarse que esas palabras. Mirar la cruz de Jesús y saber que mientras Jesús colgaba allí, muriendo y la oscuridad se cernía sobre Él, Él pensaba en ti. Ya entonces estaba diciendo: “Tus faltas han sido perdonadas por mi cruz. Tus pecados están cubiertos por mi sangre. No te guardo rencor”. Mirar la cruz y saber que estás perdonado. ¡Es lo único que necesitas saber con seguridad!

Oración:

Redentor nuestro, confieso que son muchas las preocupaciones que ocupan mi mente y corazón, y me distraen de las cosas verdaderamente importantes. Nada de lo que usualmente acapara mi atención es eterno. Todo perecerá y solo tu reino permanecerá. Tú quieres que hagamos riquezas eternas mientras yo pierdo el tiempo en lo efímero. Tu Palabra me enseña que solo hay una cosa necesaria y es tu perdón gratuito e incondicional ganado al alto precio de la preciosa sangre del Cordero. Concédeme, Señor, no perder la verdadera perspectiva, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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