MANTÉNGANSE FIELES A LAS ENSEÑANZAS | martes 12 de noviembre 2024

Así que, hermanos, sigan firmes y manténganse fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, les hemos transmitido.

2 Tesalonicenses 2:15

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 50:1–17, Hebreos 7:16–28)

MANTÉNGANSE FIELES A LAS ENSEÑANZAS

 

Ver serie: Meditaciones

¿Es usted un seguidor del anticristo? No es necesario saber quién es el anticristo o cuál es su enseñanza para ser un seguidor suyo ¿Cómo es posible?

Anticristo significa «contrario a Cristo». Por tanto, la doctrina del anticristo es la que está contra la doctrina de Cristo. Por eso, el que se aparta de la doctrina de Cristo se hace seguidor de la doctrina del anticristo. Pablo y Juan enseñaron que la falsa doctrina es la característica del anticristo (1 Juan 2:18,23 cf. 2 Juan 7–11), de ahí la importancia de permanecer firmes en la doctrina sana.

Dios llamó a los tesalonicenses, y a nosotros también, para seguir a Cristo y no al anticristo. Satanás trabaja intensamente para promover la falsa doctrina. Por eso, Pablo urge a los tesalonicenses, y a nosotros, a permanecer firmes contra todo lo que enseñe cualquier forma de salvación por medio de las obras hechas por el hombre. ¿Cómo podemos mantenernos firmes? Pablo asegura que eso se hace aferrándose con fuerza a las enseñanzas que hemos aprendido por él y los otros apóstoles que escribieron inspirados por Dios (1 Corintios 2:13).

Mantenerse firme en la fe es más que solo aferrarse a la Biblia, la palabra pura de Dios. Es vivir esa fe compartiendo el evangelio con otros, hablar sólo palabras que son útiles con nuestro prójimo, hacer obras de bondad a los que están en necesidad, como la expresión evidente de nuestra gratitud por la salvación gratuita e inmerecida. Dios quiere que vivamos así en arrepentimiento diario. Pero nuestro viejo Adán trabaja fuertemente para apartarnos de estas palabras y obras, por tanto, no podemos agradar a Dios con nuestros actos. Lo bueno que hacemos es imperfecto y está contaminado por nuestra naturaleza pecadora (Mateo 5:48; Isaías 64:6). Por ello somos merecedores de toda la ira divina. Es solo gracias a la obediencia perfecta de Cristo a la ley moral de Dios hecha en lugar de nosotros, y a su sacrificio vicario en la cruz, que Dios nos recibe como sus hijos. En gratitud vamos a querer mantenernos fieles y firmes en la pura y verdadera doctrina de Cristo apartándonos de quienes enseñan cualquier error que vaya contra ella y rechazando dar la impresión de que estamos de acuerdo con ellos al orar o participar en sus reuniones de adoración (Romanos 16:17; 2 Tesalonicenses 3:6).

Oración:

Señor, te doy gracias porque me diste el don de la fe para creer tus promesas de salvación. Por el poder del evangelio que viene a mí por tus medios de gracia fortaléceme y guárdame en la verdadera fe para la vida eterna. Amén.

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