Qué hacer cuando la vida es un desastre | viernes 3 de enero 2025

 

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 33:1–20, 1 Pedro 5:1–11)
Qué hacer cuando la vida es un desastre

Ver serie: Meditaciones

¿Alguna vez te has encontrado en un desastre total? ¿Cuándo tus decisiones pasadas te han dejado con consecuencias presentes que probablemente no cambien en un futuro cercano?

Puede que tu cuerpo esté destrozado porque, en parte, tú lo estropeaste. Todos los entrenamientos matutinos omitidos y los postres ordenados te han atrapado, dejándote con un corazón débil que no se puede arreglar rápidamente. O tal vez tu relación con tus padres, hermanos o compañeros de trabajo se haya deteriorado y la comunicación se haya reducido al mínimo. Estabas tan enfocado en tus metas y tu vida que olvidaste que las relaciones reales requieren tiempo y sacrificio. No hay texto que puedas enviar para crear cercanía al instante.

Entonces, ¿qué haces cuando tu pecado ha hecho un desastre las cosas? Pues, imitar a Jeremías. Jeremías escribió: “pero en mi corazón recapacito, y eso me devuelve la esperanza. Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos; ¡nunca su misericordia se ha agotado! ¡Grande es su fidelidad, y cada mañana se renueva!” (Lamentaciones 3:21-23).

En lugar de fijarse en sus fracasos, Jeremías forzó a su mente a pensar en Dios, en su gran amor, en su compasión inagotable, en su gran fidelidad. Eso fue lo que le devolvió la esperanza.

¿Podrías hacer lo mismo hoy? Recuerda todo lo que sabes de Dios: su gracia, su misericordia, su paciencia, etc. Medita profundamente en el corazón de nuestro Padre, en el sacrificio de su Hijo y en la presencia de su Espíritu. Tu día puede esperar. Porque así es como te enfrentas al desastre. Así es como se vive con esperanza.

Oración:

Misericordioso Señor, en muchas ocasiones estoy desolado cuando siento que mi vida es un desastre. Pero tu Palabra me recuerda que he sido perdonado y salvado por tu amor, gracias a la obra redentora de tu Hijo Jesucristo, tengo esperanza y lo que hoy sufro no es nada comparado con el gozo eterno. Gracias Señor por tus dulces y consoladoras palabras. Amén.

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