RESPUESTAS SAZONADAS | sábado 7 de septiembre 2024
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
Colosenses 4:6
RESPUESTAS SAZONADAS
Ver serie: Meditaciones
«Pastor, me voy a separar porque ya no me entiendo con mi pareja», es lo más frecuente que escucha un pastor cuando ya no hay entendimiento en una pareja de esposos. Empiezan las terapias espirituales para recuperar el matrimonio, pero éstas, a veces, son infructuosas porque ya han entrado terceras personas hacer parte del conflicto. «Pastor no regresaré a la iglesia porque no me entiendo con usted o con mis hermanos en la fe», es la excusa más frecuente que se ofrece cuando el enemigo ha ganado un espacio en el corazón de un cristiano y quiere retirarse de la vida cristiana de una manera diplomática. Todos nosotros hemos pecado porque estamos acostumbrados a tomar las cosas en el peor sentido. Estamos acostumbrados a imaginarnos las cosas malas que no sabremos si van a suceder. Queremos que siempre se nos dé la razón a nuestro punto de vista y que seamos entendidos por todos. Pero todo esto sólo es movido por nuestro orgullo que nos lleva a pecar en contra del Octavo Mandamiento, puesto que estaríamos usando una situación difícil con otra persona, y generalmente hablamos de más, ofendiendo a la otra parte.
Jesús, por amor a nosotros para que no fuésemos enviados al infierno, siempre que habló con los demás, sus palabras fueron sazonadas con sal y habló con gracia sin pecado, aun en frente del incrédulo Pilato que le preguntó en medio de su juicio: «¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.» (Marcos 15:2). Por amor a nosotros y como nuestro sustituto ante Dios, habló con la verdad aun frente a su juez injusto. Apreciamos también que nuestro Salvador no dudó en cargar la cruz donde iba a ser ejecutado injustamente por nuestros pecados, como lo leemos en Juan 19:17: «Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota.»
Gracias a Dios, Jesús ha obedecido el octavo mandamiento perfectamente por nosotros como nuestro sustituto y él también ha pagado el castigo que merecemos por nuestro pecado en contra del octavo mandamiento. El Espíritu Santo también juega un papel importante en nuestras vidas no solamente dándonos la seguridad del perdón, sino que también nos ayuda, por gratitud a Jesús, a luchar para practicar siempre mejor el amor ágape cuando tenemos diferencias con otra persona. ¡Qué el Espíritu Santo nos conceda esta paz y unidad en el nombre de Jesús! Amén.
Oración:
Señor de los cielos permite que, en medio de mis conflictos y por amor a Jesús, el Espíritu Santo solo haga salir de mi boca palabras de paz y misericordia. Lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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