Revivir el pasado | martes 21 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 46, 1 Juan 3:15–24)

Revivir el pasado

 

Ver serie: Meditaciones

Mi hija acaba de aprender (eso espero) una lección de vida. Mientras visitaba a unos amigos de vacaciones, ella gritó delante de nuestros anfitriones: ¡Me niego a dormir en ese colchón inflable!. Le tocó dormir en el suelo. Durante más de 20 minutos, se enfadó. «¿POR QUÉ HE DICHO ESO?» Pero lo hizo. No podía deshacerlo.

Ninguno de nosotros puede cambiar el pasado. Cuando lo intentamos, entramos en una espiral de negatividad. “¿Y si yo hubiera hecho algo diferente?” Pero las preguntas-y-qué no cambian nada; roban la felicidad y el contentamiento.

Si el apóstol Pablo se hubiera enfocado en su pasado, nunca habría servido a Jesús. Enfocarse en nuestro pasado roto nunca trae felicidad o satisfacción. Pablo no vivía en el mundo de «¿y si…?»; Él sabía que Dios era más grande y más lleno de gracia que su pasado. Por eso escribió con confianza: “me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!” (Filipenses 3:13,14).

Olvida tu pasado; ¡ya no vives allí! Las preguntas del tipo ¿y si…? no funcionan. Así que cambia la pregunta de ¿y si…? por ¿y ahora…? ¿y ahora qué? Controla lo controlable. ¿Qué me pide Dios que haga ahora? ¿Qué me pide Dios que haga después?

La respuesta está en la Santa Palabra de Dios. Simplemente haz una búsqueda en Google de “pasajes bíblicos acerca de…”- encontrar guía, gracia y la ayuda de Dios en tu vida. ¿Y ahora qué? ¿Y después? Jesús no te fallará.

Oración:

Dios Eterno, en tu presencia el pasado, presente y futuro poco significan pues permaneces inmutable por siempre. Nosotros vivimos en el tiempo y el espacio viendo cómo los años y las oportunidades pasan. Muchas veces nos paralizamos ante nuestros errores al punto de ya no poder mirar hacia adelante. Te suplico no permitas que me quede anclado en el pasado sino que ponga toda mi atención en la eternidad. Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el temple para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para reconocer la diferencia, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

¿Usted quiere aprender más de la Biblia? Estudie con nosotros! Haga un clic aquí.