Todo depende de ti | sábado 3 de mayo 2025
(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 25:19–34, Mateo 7:1–6)
Todo depende de ti
Ver serie: Meditaciones
Yo no podría hacer lo que hizo Moisés. Tú tampoco podrías. En el capítulo 17 del Éxodo (léelo entero; es muy corto), los israelitas, recién liberados de la esclavitud egipcia, se enfrentaron al ejército amalecita. Estaban en inferioridad numérica, sin armas, sin experiencia y en peligro seguro. Iban a morir, y lo sabían.
Imagina que eres Moisés. Envías a la guerra a tus hombres sin experiencia de combate y te subes a una ladera para observar. Mientras mantienes las manos y el bastón en alto, fluye la sangre de los amalecitas. Cuando sueltas las manos, tus hermanos israelitas sangran. Inténtalo. Probablemente no dures ni diez minutos sin que te ardan los brazos, rogándote que pares. Inténtalo. Esperaré.
¿Se te cayeron los brazos? Tu mejor amigo murió. Luego tu vecino. Luego otro. Y otro.
Moisés tuvo que mantener los brazos en alto. Había demasiado en juego. ¿Qué hay en juego que dependa de ti? ¿Estás agotado, estresado, quemado? El fracaso no es una opción, pero no puedes mantener el ritmo, ¿verdad?
Ese era Moisés. Dios le pidió a Moisés que llevara esa carga. Fue duro, pero valió la pena. Cualquier cosa que valga la pena hacer vale la pena la lucha. No es fácil luchar para cumplir los mandatos de Dios. Moisés no fracasó porque el Señor Todopoderoso lo agraciaba, lo guiaba y le daba lo que necesitaba. Dios hace lo mismo por ti. No estás solo. Con Jesús, nunca estás solo.
Oración:
Señor Jesucristo, que estás a la diestra del Padre viviendo siempre para interceder por nosotros, como nuestro sumo sacerdote y defensor, te bendigo y agradezco porque sin tu cuidado amoroso no podría permanecer en la verdadera fe ni un instante. En gratitud a tu inmenso amor, te suplico, concédeme ser un buen administrador de los dones que me diste y ser un instrumento de tu paz, en tu nombre. Amén.