Cristianismo ordinario | viernes 17 de enero 2025

 

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 43, 1 Juan 2:18–22)
Cristianismo ordinario

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Me pregunto si el diablo ama el cristianismo extraordinario. Por «extraordinario» me refiero a las historias que lees en libros cristianos sobre personas que oraron durante tres horas al día y compartieron el Evangelio con miles de personas e impactaron la vida de millones. Me pregunto si el enemigo ama lo extraordinario porque la mayoría de nosotros somos ordinarios (sin ofender). Nos despertamos con la cabeza en la cama, tratamos de mantenernos al día con el correo electrónico, y tratamos de hacer ejercicio más de lo que comemos postre. Ordinarios. El problema del cristianismo extraordinario es la espiritualidad del espectador. La gente común como tú y yo nos sentamos en las gradas y vemos a los héroes “reales” hacer grandes cosas para Dios.

Pero —escucha— eso pasa por alto una enseñanza impactante de la Biblia: “Dios usa lo ordinario para hacer lo extraordinario”. Gente como tú. Gente como yo. “Las parteras [dos mujeres ordinarias] salvaron la vida a los niños [entre ellos Moisés]” (Éxodo 1:17). Un grupo ordinario de pescadores fueron los primeros seguidores de Jesús (Mateo 4:21). O, mi favorita, esta verdad de Pablo: “Consideren, hermanos, su llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según los criterios humanos, ni son muchos los poderosos, ni muchos los nobles; sino que Dios eligió lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte” (1 Corintios 1:26,27).

Así que no te preocupes si no eres el más inteligente, el más delgado, el más fuerte o el último influencer de las redes sociales. Dios no está buscando eso. Él está buscándote a ti, el ordinario tú, para hacer su obra extraordinaria de amar a las personas en el nombre de Jesús.

Oración:

Dios Redentor, que por amor a nosotros te hiciste humano para salvarnos, reconozco que no soy un cristiano extraordinario. Pero Tú haces cosas extraordinarias con los ordinarios como yo: te suplico que en tus manos tomes mi vida y la quebrantes como el alfarero lo hace y la renueves para que sea semejante a tu Hijo, por Jesucristo mi Redentor. Amén.

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Porque sí | jueves 16 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 42, 1 Juan 2:7–17)

Porque sí

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Una cosa que me trae gran alegría es mi perro. No importa cuánto tiempo me haya ido, cuando regreso, Lacie corre a saludarme con la cola meneándose, el cuerpo retorciéndose y la voz chillando. Pase lo que pase, no importa que, ella no puede esperar para bañarme con amor perruno… porque sí.

¿No te gustaría que las personas amaran de esta manera? ¿Puedes imaginar si tu pareja o tus hijos chillaran de emoción cada vez que llegas a su presencia? Bueno, tal vez eso suene extraño, pero saber que somos amados nos hace sentir bien. Y saber que somos amados incondicionalmente nos hace sentir increíbles.

Así es exactamente como Dios nos ama. No hemos hecho nada para ganarnos su amor. En realidad, todos hemos hecho cosas que deberían hacerle mostrar los dientes o correr en la dirección contraria. Incluso cuando le hemos ignorado, decepcionado o herido, Dios todavía sigue amándonos. ¿Cómo lo sabemos? “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8 NVI). Sin condiciones… simplemente porque sí.

No importa cuánto tiempo hayamos estado alejados de Él (dos meses, dos años, toda la vida), siempre que nos acercamos a Él, se retuerce con alegría y se acerca con los brazos abiertos. “En esto consiste el amor [incondicional]: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10).

No puedo evitar pensar que Dios creó a los perros para recordarnos su amor incondicional. Después de todo, en inglés, la palabra perro se escribe “dog”: D-O-G, que deletreado al revés, en inglés es la palabra G-O-D, que significa “Dios”. 😊

Oración:

Señor Creador y Preservador nuestro, toda la creación nos habla de Ti, de tu sabiduría e inmenso poder. También de la fidelidad y el amor incondicional cuando vemos que no sólo las mascotas como los perros sino inclusive las fieras salvajes, como los leones, abrazan sinceramente a quienes los criaron. Tu Palabra me enseña no solo que Tú nos amas incondicionalmente sino también que Tú eres amor. Confieso que yo no te he amado con todo mi corazón, con toda mi alma, o con toda mi mente. Tampoco he amado a mi prójimo como a mí mismo. Se que por mi fe en Cristo me has perdonado y te suplico transformes mi corazón de modo, que en gratitud a tu amor, también yo pueda amar incondicionalmente, como amas Tú, en el nombre de Jesús te lo pido. Amén.

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Palabra de Dios vs Teléfono Celular | miércoles 15 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 36:17–38, 2 Pedro 2:1–8)

Dios se preocupa (incluso ahora)

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¿Sabes cuántas veces al día ocupa el teléfono móvil una persona promedio para consultar mensajes, puntuaciones y otros juegos adictivos con la palabra Candy en ellos? 110 veces. Compara eso con el número de veces que una persona toma su Biblia diariamente (Inserte aquí una buena y anticuada culpa cristiana). Yo soy tan culpable como tú, pero vamos a trabajar en este proceso de pensamiento juntos. El teléfono celular es obsoleto ya desde el momento en que lo compras. La Palabra de Dios es atemporal. El teléfono celular causa pensamientos ansiosos. (¿Por qué esa persona no me ha respondido aún?). La Palabra de Dios nos da respuestas según su tiempo y sabiduría. El teléfono celular: la batería se agota a menos que esté carga. La Palabra de Dios no nos agota, sino que nos recarga.

¿Aún no estás convencido? Como adicto a los teléfonos inteligentes, he descubierto que mi nivel de estrés aumenta cuanto más los uso. Por otro lado, un salmo o pasaje de Romanos calman mi ansioso corazón. Si dejo el teléfono, se convierte en un adorno demasiado caro. En la Palabra, se me dice que soy perdonado y un hijo precioso de Dios. Soy más que una decoración. El celular cuesta dinero. La Palabra habla del costo del Hijo de Dios para hacerme inestimable a sus ojos. Por último, pero no menos importante, algunos teléfonos tienen la función de saber dónde estás en todo momento, ¿reconfortante o aterrador? Los ojos de Dios te observan y te conocen desde la concepción, ¿reconfortantes o aterradores? “yo, el Señor, te guiaré siempre»” (Isaías 58:11).

Oración:

Omnipotente Señor, tus palabras son para mí más dulces que la miel. Me consuelan, me dan paz, me hablan de tu amor. Sin embargo mi carne caída y la vanidad del mundo distraen mi atención de tus sanas palabras. Te suplico perdones mi pecado por los méritos de tu Hijo y su santa obediencia activa y pasiva que me libran de la condenación eterna. Concédeme apreciar tu Palabra, la prédica y la enseñanza que de ella se imparte en la iglesia, y que no sólo sea yo un oidor de tu Palabra sino también un hacedor de ella en gratitud a tu incondicional amor, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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Señor, quisiéramos ver a Jesús | martes 14 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 40:22–49, 1 Juan 1:5–10)

Señor, quisiéramos ver a Jesús

 

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Jesús estaba en Jerusalén. Su nombre estaba siendo mencionado en todo Israel. Era la semana en que iba a morir, y Él lo sabía. Por decir lo menos, tenía mucho que hacer. Algunos griegos que habían oído hablar del mensaje de Jesús y las maravillas que Él hacía se acercaron a Felipe con una petición muy sencilla: “Señor, quisiéramos ver a Jesús” (Juan 12:21). Los griegos no eran judíos, por lo que era algo inédito pedir hablar con un maestro judío. Y así, Felipe tuvo una increíble oportunidad para mostrar a Jesús a alguien. ¿Qué les dijo Jesús? Les dijo lo que significaría para ellos su inminente muerte. Fue un encuentro que cambió la eternidad.

Este es ahora tu propósito en la vida. Nosotros, como sacerdotes reales, existimos para este propósito. Nuestra tarea es muy sencilla: llevar a las personas a ver a Jesús. ¿Tienes un vecino cuyo auto se queda en el garaje los domingos por la mañana? ¿Hay algún padre que necesita que lo animes en su caminar de fe? ¿Tienes un amigo o compañero de trabajo que ha mostrado curiosidad por la religión? Muéstrales a Jesús. ¿Cómo? “Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús” (Juan 12:22). Nota que Felipe no tuvo que presumir sus capacidades teológicas. Simplemente los llevó a ver a Jesús.

Muestra a Jesús con tu vida. Habla libremente sobre lo que Jesús significa para ti. Luego invita a alguien a la iglesia. Y no te limites a invitar, ¡lleva a alguien contigo para que también pueda ver a Jesús!

Oración:

Padre de gloria, en mi entorno son muchos los que todavía no conocen la verdad de la salvación. Así como Felipe y Andrés fueron usados por Ti para llevarlos a conocer al Salvador, te suplico me uses a mí también para llevar a otros a Cristo. Que tu luz resplandezca sobre mí de modo que pueda reflejar la gloria de tu gracia, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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Tu nombre en el libro de la vida | lunes 13 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 40:1–21, 1 Juan 1:1–4)

Tu nombre en el libro de la vida

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Tengo un recuerdo vívido de finales de los años ochenta de dos personas sentadas en nuestra mesa de la cocina: mi mamá y Bob. Puedo oír esas dos voces, primero la de mi mamá y luego la de Bob, mientras escucho a escondidas desde mi lugar en la sala de estar. Mi mamá le estaba enseñando a Bob a leer. Bob era un hombre tranquilo, amable y compasivo de nuestra comunidad que nunca había aprendido a leer, así que mi mamá se ofreció para enseñarle. Durante años, Bob se presentó humildemente para aprender y mi mamá le dedicó humildemente su tiempo para enseñarle.

Ese recuerdo me evoca a Jesús. Jesús nos dió su tiempo, no sólo una hora a la semana, sino toda su vida. Se humilló a sí mismo tanto en la vida como en la muerte, ofreciéndose voluntariamente para ayudarnos con nuestro mayor problema: el libro de la vida. Sin su sacrificio, ningún pecador encontraría su nombre en la lista de reservas del cielo. Pero a través de Jesús, se hace realidad un milagro.

Algunas de las palabras finales de la Biblia, una gloriosa descripción de la eternidad con Dios, describen este milagro: “No entrará en ella nada que sea impuro, o detestable, o falso, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27).

Un día, cada cristiano verá su nombre escrito en ese libro. Con gozo indescriptible, pronunciaremos las sílabas de nuestros nombres. Con gratitud, adoraremos al Cordero que renunció a todo para que pudiéramos ser salvos.

Regocíjate hoy conmigo al pensar en nuestros nombres en el libro de Jesús.

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Oración:

Padre misericordioso, soy pecador desde mi nacimiento y en verdad no merezco ningún favor de parte de Ti, excepto el padecer tu ira por la eternidad en el infierno. Pero en tu gran misericordia enviaste a tu Hijo como mi Redentor para que su obediencia perfecta a tu voluntad sea acreditada a mi favor y que su sacrificio en la cruz en mi lugar me dé perdón de pecados. No solo eso, sino también, por medio de tu evangelio me diste el don de la fe y me hiciste parte de tu reino de modo que mi nombre esté inscrito en el libro de la vida del Cordero. Gracias, Señor, por tal amor. Amén.

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Afrontar la muerte | domingo 12 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 39, 2 Pedro 3:9–18)

Afrontar la muerte

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En la mayoría de los funerales cristianos se pronuncian las palabras llenas de paz del Salmo 23: «El Señor es mi pastor; nada me falta» (versículo 1). Jesús te ama, te provee y está ahí para ti. ¡Qué consuelo! ¡Qué paz!

Entonces llega el versículo 4 (RV1960): “Aunque ande en valle de sombra de muerte”. Si has asistido a un funeral, probablemente hayas sentido estas palabras resonar en tu corazón. Una palabra fría y dura salta a la vista. La muerte. ¿Cómo no?

Pero la muerte no era el centro de atención para Dios o el rey David cuando se escribieron estas palabras. La hacemos el centro de atención con nuestra tristeza, pero no lo es. Dios llama a la muerte una “sombra”. ¡Eso es todo lo que es!. Una sombra no puede hacerte daño. No tiene sentido. Una sombra solo puede asustarte si se lo permites, ¡pero no puede hacerte daño!

Por eso Dios proclama en 1 Corintios 15:55: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”. La muerte es una sombra para un creyente. No puede lastimarte eternamente en Jesús.

El dolor que sientes por la pérdida de un ser querido es real, es difícil y duele. Pero hay un final; hay paz en Jesús mientras caminas con Él por ese valle de tristeza sabiendo y recordando que nuestros seres queridos que mueren en la fe ¡viven! ¡Ellos Viven! Ya viven para siempre con el Señor.

Que esa verdad te dé paz mientras caminas con tu Buen Pastor, ¡Jesús!.

Oración:

Dios eterno: Para Ti mil años es como un día, eres eterno y no mueres. Tu Palabra me enseña que tampoco quieres que yo muera eternamente. Te doy gracias porque en tu Hijo me das vida eterna y prometes resucitarme en el último día cuando podré reunirme con mis seres amados que han partido a tu presencia. Te suplico que me afirmes en la verdadera fe para la vida eterna. Amén.

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Discutiendo con Dios | sábado 11 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 38, 2 Pedro 3:1–8)

Discutiendo con Dios

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¿Has discutido alguna vez con Dios sobre lo grande y complicado que es su llamado y lo pequeño y poco preparado que estás tú? Tal vez hayas leído esas sencillas palabras en tu Biblia: “Da a los pobres. Busca la justicia. Perdona a los que pecan contra ti. Respeta a tu marido. Ama a tu mujer. Honra a tu padre y a tu madre”, pero inmediatamente objetaste, «¿Cómo Dios? ¿Cómo podría yo hacer eso?».

Si alguna vez discutes con Dios, te va a encantar Moisés. La mayoría de las personas se imagina a Moisés como el portador de los Diez Mandamientos, el hombre con un llamado, confiado, audaz, barbudo, de: “¡Deja ir a mi pueblo!”. Pero no era así. De hecho, él era lo opuesto a la mayoría de las descripciones que acabas de leer. Moisés era reacio y apocado. Los dedos gordos de sus pies estaban rojos y en carne viva por arrastrar las sandalias de sus pies cuando Dios lo llamó para enfrentarse al faraón.

Entonces, ¿Cómo terminó Moisés haciéndolo? He aquí cómo: “Pero Moisés le respondió a Dios: “¿Y quién soy yo para ir ante el faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?”. Y Dios le respondió: «Ve, pues yo estaré contigo»”. (Éxodo 3:11,12). Esa fue la respuesta de Dios al argumento de Moisés. “No, Moisés, tú no eres tan especial o fuerte o dotado, pero está bien. Porque yo estaré contigo”.

Dios todavía dice eso, ya sabes. Cuando parece imposible perdonar o amar o ayudar, nuestro Padre responde: “Tienes razón. Sería imposible para ti. Afortunadamente, no estás solo. Yo estaré contigo”. Así es como Dios termina la discusión. Él promete estar presente.

¿Cómo cambiarían las cosas si recordaras eso hoy?

Oración:

Señor, reconozco que también he sido rebelde a tu Palabra y que aunque lo he intentado muchas veces, he fracasado en obedecerte con mis propias fuerzas. Confieso que no puedo obedecerte. Por eso apelo a tu gran misericordia para suplicarte, por los méritos de tu Hijo, me concedas no solo el querer hacer tu voluntad sino el hacerla en gratitud a tu amor incondicional, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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“Si yo fuera rey…” | viernes 10 de enero 2025

 

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 37:15–28, 2 Pedro 2:15–22)
“Si yo fuera rey…”

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“Si yo fuera rey…” Quizás esa frase te recuerde al león cobarde del Mago de Oz cantando orgulloso: “Si yo fuera el rey del bosque, no reina, no duque, no príncipe…”. La canción habla de lo que haría un león si no estuviera tan asustado. Todo el mundo se inclinaría ante él.

¿Qué harías si fueras rey? Podrías disfrutar de los placeres de vivir rodeado de lujos. Tendrías la mejor comida, alojamiento y entretenimiento, por no mencionar el prestigio y el respeto. ¿Y sabes qué? Estarías en tu derecho. Al fin y al cabo, ¡tú serías el rey!

El Apocalipsis describe al Rey de reyes, Jesús: “Él nos amó; con su sangre nos lavó de nuestros pecados, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios” (1:5,6). Cristo gobierna en nuestros corazones por la fe, gobierna la Iglesia por su gracia y gobierna el mundo entero por su poder. Pero lo más increíble de nuestro Rey es cómo mostró su poder. Lo dejó en la cruz para que nosotros pudiéramos ser reyes y sacerdotes. No tienes un león cobarde como rey. Por el contrario, tienes al León de la tribu de Judá como tu Rey, ¡Aquel que nunca retrocede en su protección de sus hijos, en la preservación de su fe y en la búsqueda de su salvación!

¡No hay razón para ser cobarde con un Rey como Cristo!

Oración:

Bendito seas Señor Dios y Rey nuestro porque en tu Hijo Jesucristo Cristo gobiernas, por la fe, en nuestros corazones, gobiernas tu Iglesia por tu gracia y gobiernas el mundo entero por tu poder. Nada escapa de tu cuidado y por tu bondadosa mano permanecemos vivos. Te bendigo y agradezco por tu inmenso amor. Concédeme ser un instrumento de tu paz y un vocero de las buenas noticias, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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Esperanza | jueves 9 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 37:1–14, 2 Pedro 2:9–14)

Esperanza

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Espero que esta horrible situación termine pronto.

Espero que cumpla su palabra.

Espero que mi nuevo trabajo funcione.

En un mundo perfecto, no necesitaríamos esperanza. Pero en este mundo quebrantado, esperamos todo el tiempo. Esperamos que las cosas mejoren, que funcionen, que salgan bien. Nuestras esperanzas están ligadas a personas y circunstancias imperfectas, por lo que a menudo se encogen como un globo viejo. Aprendemos a reducir el riesgo.

¿Ese tipo de esperanza “incierta” se desliza sigilosamente en nuestras vidas de fe? «Espero que Dios me dé el pan de cada día…perdone mis pecados…me ayude a superar este desafío». Una esperanza incierta no es lo que Pablo estaba describiendo cuando escribió: “y nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios… Y esta esperanza no nos defrauda” (Romanos 5:2,5).

Ese tipo de esperanza no se centra en las cosas o en las personas. Es una esperanza que presume de Dios. Podemos reemplazar la palabra esperanza por las palabras confianza cierta. Nosotros tenemos confianza cierta en la gloria de Dios, y esa confianza no nos defraudará. No porque nuestra confianza sea inquebrantable, sino porque nuestro Dios lo es.

Si aún albergas esperanzas, vuelve a la cruz. Cristo colgado allí en nuestro lugar, para ganar nuestra paz con Dios. Su don de la paz nos da la esperanza, la confianza cierta, de que la inquebrantable y gloriosa gracia de Dios nos proveerá en la tierra y nos llevará sanos y salvos al cielo.

Si tu esperanza te falla, es porque es la esperanza equivocada. Espera en el Salvador; Dios nunca te defraudará.

Oración:

Señor, lléname de tu amor por medio de tu Palabra, para que alimentado por ella mi fe sea fortalecida y mi esperanza descanse en Ti, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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Dios se preocupa (incluso ahora) | miércoles 8 de enero 2025

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 36:17–38, 2 Pedro 2:1–8)

Dios se preocupa (incluso ahora)

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En un libro de Tim Keller leí la historia de una bruja que convirtió en piedra a viajeros desprevenidos. Tenía una cabaña con una cama cómoda que ofrecía a cualquiera que necesitara un lugar para pasar la noche. Pero la cama estaba encantada, y cualquiera que estuviera dormido en ella cuando salía el sol se convertía en una estatua en la colección de la bruja. En esa misma casa había una sirvienta que tenía piedad de los viajeros desprevenidos. Así que cuando un joven se detuvo en la cabaña por la noche, la sirvienta arrojó palos y piedras afiladas a la cama antes de que él se instalara para la noche. Cuando intentaba dormir, las piedras y los palos le apuñalaban, manteniéndolo despierto. Maldijo a la muchacha que había preparado la cama. No sabía cuánto le importaba.

Suena como Dios. Aunque nosotros no entendemos los palos y las piedras de la vida, Él sí lo hace. Él lo sabe, Él lo permite e incluso planea nuestro dolor porque le importa. Suponemos que estaríamos bien con más bendiciones. Pero Dios lo sabe. A veces Dios no hace lo que puede simplemente porque le importa.

“Por lo tanto, muestren humildad bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes” (1 Pedro 5:6,7). Sé lo bastante humilde para creer que Dios permite que las cosas sucedan, no porque Él no pueda controlarlas, sino porque se preocupa por ti.

Oración:

Soberano Señor, no siempre me es fácil aceptar tus designios, especialmente cuando significan sufrimiento para mí o mis seres queridos. Tu palabra me asegura que todo lo que me sucede lo haces por mi bien. Pero no todas las veces me es fácil creerlo. Sé que Tú demostraste tu amor por nosotros de una vez para siempre cuando tu Hijo fue colgado en la cruz. Afírmame en la verdadera fe para mantenerme firme en esa verdad, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

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